1ra Muestra Pictorica Artstas de San José |
Fecha: enero de 1993. Lugar: la esquina de: San Nicolás c/ Carmelo, Parroquia San José…
En esa oportunidad, un grupo de vecinos, pintores y promotores culturales, armados hasta los dientes con tobos haraganes y escobas, nos reunimos en la sede de la Escuela de Medicina “José María Vargas”, para protestar por el abandono de esa edificación (para ese entonces tenía doce años en construcción y un año de paralización de las obras).
Allí, entre palas y escobas, tuvimos la oportunidad de encontrarnos y conocernos varios de los pintores que habitamos en esta parroquia: Armando Vizcaya, Rafael Prim, Julio Cesar Rovaina, Yolanda Pedraza, Antonio Estrada, Rafael (Robin) Flores, entre otros.
Y junto a El Director de esa escuela el Dr. Félix Oletta, la promotora María Eugenia Egui, nuestro eterno amigo Aníbal Isturdes y los estudiantes de ese centro nos pusimos a limpiar las instalaciones inconclusas.
Antes, habitantes vecinos y usuarios, habíamos logrado la victoria de paralizar la construcción del tramo Fuerzas Armadas-Cota mil, que pretendía la destrucción del vetusto Mercado de las Flores y de una gran cantidad de casas de la parroquia; por cierto esa misma victoria se logró hace algunos meses, cuando esta vez, el “Bus-Caracas” intentó tragárselo con todo y flores.
Cuando lo de la Cota mil, los pintores del Norte pusimos muchos granitos de arena realizando exposiciones y talleres de pintura en la calle.
Desde ese entonces, ha sido costumbre encontrar que nuestros cuadros estuvieran presentes en las luchas de San José y Altagracia.
De esa primera defensa a la escuela de medicina, salió la propuesta de realizar una exposición pictórica, donde los artistas de San José mostraran al público en general parte de sus trabajos.
Al cabo de unos meses (julio 1993) teníamos montada la “I Muestra Pictórica Artistas Plásticos de la Parroquia San José”, la cual se realizó como homenaje al pintor, teatrero y luchador social: Cesar Rengifo, quien fuera habitante de este sector.
En esa muestra, junto a pintores jóvenes (Armando Vizcaya, Saúl Huerta o Raúl González) tuvimos la oportunidad de ver trabajos de maestros como: Alirio Oramas, Manuel Silvestre Pérez (ambos fundadores del “Taller libre de Arte”) o Julio Cesar Rovaina, sin menoscabar los trabajos de: Otilia Idrogo. Emilita Rondón o Enrique Torres (pintores ingenuos).
En total fueron 34 artistas los participantes, todos ellos tenían en común el haber vivido en nuestra parroquia.
De esa exposición salió la siguiente proclama, pensada y discutida por los artistas participantes:
“NOSOTROS LOS ARTISTAS PLÁSTICOS DE SAN JOSÉ…”
Asistidos desde siempre por la convicción de los espíritus libres, partícipe desde entonces de la veta inagotable de un manantial creador, donde cada uno hemos querido expresar una propuesta al mundo, a partir de un caudal de sueños compartidos, construidos con retazos de esfuerzos al fragor de la vida cotidiana.
Hemos querido transmitir el sentir de la vida que bulle por dentro en cada uno de nosotros, de tal modo que podamos encontrarnos, cual espejo, reflejados en el más sencillo de los hombres navegando en un cosmos común y familiar.
Ya que procedemos de mágicas instancias, donde la tierra, los mitos, lo divino y lo místico nos reencuentran, entrañados en lo más hondo el sentir profundo de la realidad que nos ha tocado en suerte. Hemos devenido ahora, en textura, formas y volúmenes pretendiendo quizás transmutarnos en cada momento vital que nos rodea; donde naturaleza y don creador se conjuran presagiando la eterna condición primigenia del creador, donde el fin último es que somos capaces de ensoñar y cumplir en la vigilia con el tropel de sueños que siempre nos han hecho compañía.
Hemos observado, escudriñado, vivido, las historias, los conceptos, las técnicas a partir de las expresiones plásticas actuales. Sabemos que a través del tiempo un puñado de hombres irredentos ha dado lugar muchas de las corrientes artísticas que el mundo ha conocido, desde el arte rupestre, el cinetismo, el lirismo puro, etc., y hemos descubierto esa riesgosa posibilidad y latente intemperancia en la que apasionados nos sumergimos en aquellos sueños propios y ajenos con el único fin de cumplir nuestro destino.
Venimos con el alma cargada de combates, de experiencias al lado de hombres próximos, de amores y vinos particulares que nos reúnen en este mundo Caribe, ancestral, donde nuestra mayor riqueza es la sangre, el color, el verdor y la fuerza de nuestros músculos para el abrazo fraterno.
Julio 1993
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