martes, 3 de agosto de 2010

Andrés Eloy Blanco (06/08/1896 - 21/05/1955)

Dibujo realizado por:
Francisco Maduro

El Consejo Comunal del sector “La Esperanza” y La “Escuela de Arte Simón Oliveira”, tienen el gusto invitarlos al Palacio Municipal de Caracas el día 6 de agosto a las 10 am, con motivo de la conmemoración del natalicio del poeta Andrés Eloy Blanco.

Para esta actividad la Comisión Permanente de Educación y Cultura del Municipio Bolivariano Libertador, tiene programada una actividad cultural donde participaran distinguidos poetas venezolanos, así mismo se presentará la exposición pictórica: Yo Soy…Andrés Eloy.

Donde cuarenta y dos artistas de diferentes edades mostraran sus obras, las cuales se llenaron con los versos del poeta y con alegría los tiñeron de colores.

Andrés Eloy Blanco está considerado como el poeta más popular de Venezuela, su poesía se caracterizó por ser romántica, pero también de un vivo corte social.

Nació en Cumaná, Estado Sucre, el 6 de agosto de 1897. Desde muy joven cultiva la poesía, a los 19 años (1916) con “La espiga y el arado” obtiene el primer premio de los Juegos Florales de Caracas, luego en 1923 gana el concurso Hispanoamericano de Poesía (Madrid) con su “Canto a España”.

Fue abogado, por cierto no muy bueno, ya que su único juicio fue defendiendo a la Sra. Francisca Vásquez de Carrillo (La Doña Barbará de Gallegos) el cual perdió.

Como político fue un revolucionario de profundas convicciones democráticas, su lucha en contra de la tiranía de Juan Vicente Gómez comienza con la llamada “Generación del 28” que lo lleva a pasear por las terribles cárceles gomecistas (1933-1934).

Durante el tiempo que estuvo encarcelado dio muestras de una gran fortaleza física y moral, ya que pese a traer en los tobillos pesados grillos e inspirándose en sus compañeros de prisión (Campesinos y obreros la mayoría analfabetas) siguió escribiendo versos, que sus hermanas al visitarlo los sacaban para pasarlos a limpios.

Luego probó, por primera vez, la soledad del exilio.

Regresa al país en 1935, luego de la muerte de Gómez, actuando en el PDN y AD.

Fue presidente del Consejo Municipal del Distrito Federal, Diputado por el D.F. en 1945, Presidente de la asamblea Nacional Constituyente (1946-1947) y durante el Gobierno del Maestro Rómulo Gallegos ejerció como Ministro de Relaciones Exteriores y representante ante la Asamblea de las Naciones Unidas (1948).

Con el golpe de estado que derriba a Gallegos, parte nuevamente al exilio, primero a Cuba y luego se radica en México donde vive dedicado a la literatura.

La obra literaria del poeta, es vasta, entre sus libros de versos, pueden destacarse: “Malvinas recobrada”,”Barco de piedra”, “Tierras que me oyeron”, “Poda”, Baedeker 2.000”, “A un año de tu luz (Elegía a la madre)”, y “Giraluna”.

Como escritor de teatro, sobresalió con la publicación de obras como: “El Cristo de las Violetas”, “Abigail” y “Al pie de la virgen”.

Nuestro Poeta, recordando tal vez uno de sus poemas "Coloquio bajo la Palma", se nos muere en México, el 21 de mayo de 1955, a causa de un accidente automovilístico.

Lo que hay que ser es mejor
y no decir que se es bueno
ni que se es malo,
lo que hay que hacer es amar
lo libre en el ser humano,
lo que hay que hacer es saber
alumbrarse ojos y manos
y corazón y cabeza
y después, ir alumbrando.

Lo que hay que hacer es dar más
sin decir lo que se ha dado,
lo que hay que dar es un modo
de no tener demasiado
y un modo de que otros tengan
su modo de tener algo,
trabajo es lo que hay que dar
y su valor al trabajo
y al que trabaja en la fábrica
y al que trabaja en el campo,
y al que trabaja en la mina
y al que trabaja en el barco,
lo que hay que darles es todo,
luz sangre, voz y manos,
y la paz y la alegría
que han de tener aquí abajo,
que para las de allá arriba,
no hay por qué apurarse tanto,
si ha de ser disposición
de Dios para el hombre honrado
darle tierra al darlo a luz,
darle luz al enterrado.

Por eso quiero, hijo mío,
que te des a tus hermanos,
que para su bien pelees
y nunca te estés aislado;
bruto y amado del mundo
te prefiero a solo y sabio.

A Dios que me de tormentos,
a Dios que me dé quebrantos,
pero que no me dé un hijo
de corazón solitario.

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