viernes, 14 de octubre de 2011

TODO ES POSIBLE EN LA PAZ

Plaza de Tlatelolco

Ayer se cumplieron 43 años de la apertura de las Olimpiadas: Mexico’68, cuyo eslogan fue: “TODO ES POSIBLE EN LA PAZ”…

Diez días antes (2 de Octubre), el ejército era enviado por la Secretaría de estado a cargo de Luis Echeverría, para rodear la plaza de las tres culturas o de Tlatelolco, donde manifestaban miles de personas, la mayoría estudiantes.

Estos jóvenes venían protestando desde julio,  reclamando mayor apertura y más democracia en todos los estamentos del estado, pero sobre todo la democratización de la educación.

Posteriormente, Luis Echeverría  sería Presidente y nuevamente se repetiría un hecho similar con la llamada “matanza de Corpus Christi”.

¿Cuántos compañeros resultaron muertos?

Es difícil calcularlos, se habla de cientos de heridos y un número mucho mayor de muertos; aunque como siempre los medios de comunicación minimizan cualquier tragedia que huela a “cambio”;  si no veamos lo que en la actualidad está sucediendo con la represión a las protestas en Chile, Europa o Estados Unidos.

Para entender mejor lo sucedido en ese año (1968), los invito a visitar el siguiente link:

http://www.taringa.net/posts/ciencia-educacion/6216005/documental-tlatelolco-1968.html

Allí hay varios videos y un amplio reportaje sobre los sucesos de Tlatelolco.
Link:
http://www.mediafire.com/download/6h58i25brnv16eb/T.E.P.Paz.mp3


Reproduzco también un sentido poema de Rosario Castellanos titulado “Memorial de Tlatelolco”…

…que también a mi parecer pudo llamarse “27-f” o “Cantaura” o “Tian’anmen” o como cualquiera de las miles matanzas que se han cometido en contra de los débiles y desarmados que osan protestar buscando un cambio para un mundo mejor…


Memorial de Tlatelolco

La oscuridad engendra violencia
y la violencia pide oscuridad
para cuajar el crimen.
Por eso el dos de octubre aguardó hasta la noche
para que nadie viera la mano que empuñaba
el arma, sino solo su efecto de relámpago.

¿Y esa luz, breve y lívida, quien?
¿Quiénes los que agonizan, los que mueren?
¿Los que huyen sin zapatos?
¿Los que van a caer al pozo de una cárcel?
¿Los que se pudren en el hospital?
¿Los que se quedan mudos, para siempre, de espanto?

¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente, nadie.
La plaza amaneció barrida; los periódicos
dieron como noticia principal
el estado del tiempo.
Y en la televisión, en la radio, en el cine
no hubo ningún cambio de programa,
ningún anuncio intercalado ni un
minuto de silencio en el banquete.
(Pues prosiguió el banquete.)

No busques lo que no hay: huellas, cadáveres
que todo se le ha dado como ofrenda a una diosa,
a la Devoradora de Excrementos.

No hurgues en los archivos pues nada consta en actas.

Más que aquí que toco una llaga: es mi memoria.
Duele, luego es verdad. Sangre con sangre
y si llamo mía traiciono a todos.

Recuerdo, recordamos.
Esta es nuestra manera de ayudar a que amanezca
sobre tantas conciencias mancilladas,
sobre un texto iracundo, sobre una reja abierta,
sobre el rostro amparado tras la máscara.
Recuerdo, recordemos.
Hasta que la justicia se siente entre nosotros.

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