Aníbal Rodríguez Isturdes |
Atrapado en la calle, entre
el fuego de bandas rivales, o de malandros que juegan a la muerte, un niño de
ocho años se acurruca contra el suelo, tratando de eludir el tiroteo, así se lo
enseñaron.
Mas las balas no respetaron su edad, ni su posición, y segaron su
vida.
Tomamos esta poesía de la publicación
bimestral “Centro de Comunicación Humanista San José, A.C.” y su autor
es el amigo Aníbal Rodríguez Isturdes,
Director Vecinal “Lope Mendoza” YMCA-San José, el cual la dedicó a este niñito muerto injustamente.
Cuando un niño
muere en San José
nadie lo quiere…
a nadie le importa…
Este tucusito
de barrio pobre
con su
guante roto…
Cuando a un niño
lo matan
en San José
nadie lo quiere
su alma de perolito
con su pan y bendición
su
perinola rota
nadie lo llora…
Cuando un niño
muere en San José
nadie lo
bendice…
En una hebrita de sol
se entristece el barrio
se entristece la calle
llora su madre
con candiles en sus ojos
y papagayos al cielo
sus antenitas
de
hormigas
a nadie le importa…
Cuando a un niño
lo matan en San José
a nadie le
importa
su franela roja
que sirve de coleto
a la calle sucia…
Cuando un niño
muere en San José
nadie lo llora
volver a cantar
al otro año
su cumpleaños
feliz
niño del alma…
Mi niño del alma…
Esta poesía fue escrita en
el año 1994, hace ya veintiún años, lo
que demuestra que la delincuencia no es un problema de ahora, ni de mañana, ni de un gobierno
en particular.
La delincuencia es el producto de una sociedad ( y eso me
incluye… y a mis padres, mis amigo, mis maestros, mis gobernantes, etc.) donde
los valores morales y espirituales se han perdido a causa del efímero afán de ganar dinero, hemos sido criados y educados con ese solo motivo ( aunque muchos lo
nieguen, dándonos golpes de pecho) y mucho tiene que ver los medios de
comunicación, sobre todo la televisión que nos bombardea permanentemente con
una publicidad, donde si no puedes consumir lo que anuncian “Tú no estás en
nada” .
…Y un ejemplo es el niño que
marcha al colegio con un humilde morral, y tal vez con unos zapatos viejos y al
llegar a la esquina mira a otro niño de su misma edad, tal vez analfabeta, pero vestido a la última moda, con zapatos
costosos, y poseedor de una “tronco e’ moto”, que en vez de ir al colegio,
vende “coca”… Y entonces se pregunta
¿Qué coño hago con estos libros?...
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